ÉSTOS SON TUS SIGUIENTES PASOS

Léelos atentamente y descubre mis recomendaciones

Actúas diferente con según qué persona, no te permites ser tú mismo/a siempre

La máscara de tipo duro, el niño bueno, el salvador…
Todos utilizamos máscaras en algún momento, pero algunas las llevamos tanto tiempo que se quedan adheridas a nuestro ser.
Las máscaras son instrumentos que utilizamos para intentar adaptarnos a unas circunstancias y, así, reinventarnos para seguir adelante. Nos permiten actuar como si fuésemos capaces de cualquier cosa y nos protegen de lo que creemos que puede dañarnos.
Es decir, las máscaras son mecanismos de defensa inconscientes que intentan poner a salvo nuestro verdadero “yo” cuando puede estar en peligro.
Aprendemos a usar las máscaras desde pequeños cuando nos damos cuenta de que, en determinadas situaciones, no podemos comportarnos como nos gustaría si queremos ser aceptados.
Así, aprendemos que debemos controlar, por ejemplo, nuestra frustración y rabietas para que nuestros padres nos den su aprobación. O debemos ser pacientes y simpáticos con nuestros compañeros de la escuela para lograr también esta aceptación.
Aprendemos a usar máscaras desde que somos niños hasta que morimos. Algunas de ellas nos salvan, otras nos dañan. Es curioso que muchos de nosotros compartimos algunas de ellas. Veamos algunas de las más conocidas:

  • El niño bueno. El niño que aprendió a portarse bien siempre para ser aceptado, que le cuesta poner límites o dar su opinión por miedo a no tener la aprobación. Busca el afecto a través de la dulzura y de satisfacer el otro.
  • El guerrero. Aquella máscara que se creó en duras batallas nos permitió salir airosos de grandes adversidades. Permite apartar el miedo y la indecisión que podemos sentir para tomar el mando.
  • El pasota. El personaje que se defiende de las amenazas externas ocultando su sufrimiento.
  • El salvador. Necesita salvar a todas las personas y es algo muy personal. Seguidores de los casos perdidos e inmerecidos responsables de las desgracias ajenas.
  • El sufridor. Aprendió que en la vida todo son desgracias y que la forma de buscar el amor de los demás y su atención es a través del victimismo.
  • El tipo duro. Una máscara habitual de las personas más sensibles que temen ser heridos y parecer vulnerables. Ante este temor, han aprendido a mostrarse poco emocionales e, incluso, agresivos.
  • El eterno feliz. Las personas que pueden tener más dificultades para aceptar emociones como la tristeza, la rabia o la pérdida fingen que todo está bien con una amarga sonrisa. Una huida hacia delante de sus emociones.
  • El chistoso. Son aquellos que aprenden con humor a huir de sus emociones. Es una máscara similar a la anterior que, además, puede creer que los demás no le aceptarán si un día deja los chistes y se sincera.

Es hora de enfocarte en ti y convertirte en quien siempre deberías de a ver sido y no te has permitido.

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Descubre tu propósito de vida

Estás obsesionado/a con tu apariencia física

Todos tenemos algo que no nos gusta de nuestro cuerpo.
¿Unos kilos de más, acné, la necesidad de llevar gafas, una dentadura imperfecta?
No sentirnos felices con algún aspecto de nuestro cuerpo es más normal hoy en día que nunca. Y es que el uso de redes sociales como Instagram o Facebook provoca la comparación con otras personas que parecen carecer absolutamente de defectos viviendo vidas que parecen perfectas. No se trata de aparentarlo se trata de serlo de verdad sin la necesidad de demostrar nada a nadie. Si somos sinceros, todos tenemos algo que nos gustaría mejorar como puede ser perder algo de peso o mejorar nuestra piel. Tener objetivos físicos que mejorar se traduce en algo positivo al acercarnos más a nuestra alimentación, ejercicio y buenos hábitos.
El problema viene cuando estos pequeños defectos nos hacen caer en la obsesión por eliminar imperfecciones.
¿De que te sirve tener un cuerpo perfecto para lucir en la playa y por dentro estar lleno de anabolizantes?
Personas que tienen problema de vista que se niegan a llevar gafas, perjudicando así su salud general y la de sus ojos.
Otro ejemplo de cómo podemos llegar a perjudicar seriamente nuestra salud al obsesionarnos con un defecto es por ejemplo a la hora de perder peso. Es común encontrar personas que primero fueron obesas y después padecieron anorexia.
O personas que quieren lucir muy bronceadas y terminan con severas quemaduras en la piel.
Mujeres con problema en los pies y articulaciones, y se pasan el día en tacones con zapatos que les destrozan los pies.
Sé sincero/a si pasas demasiadas horas al día pensando en tus imperfecciones.
Te conviene hacer un stop y plantearte: ¿Esta obsesión está afectando a tu salud?

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El Éxito es Sexy

Eres ultra perfeccionista

Si eres de los que tiene que tener todo perfecto para entregar un trabajo, o nunca ves que estas lo suficientemente preparado, eres de los que está siempre buscando y estudiando. Por más cursos, libros, talleres y horas de trabajo sigues sin estar con una buena autoestima.
Ser perfeccionista podría parecer que nos va a ayudar a conseguir más cosas y a ser más exitosos, pero el exceso de perfeccionismo puede provocar consecuencias negativas, por ejemplo: vivir más tensos, estar más angustiados, no disfrutar de los logros e, incluso un sentimiento de fracaso pese a hacer bien las cosas.
Las causas que pueden provocar el desarrollo de una personalidad perfeccionista son las siguientes:

  • Crecer en un ambiente en el que se reciben elogios constantemente, ya que puede provocar una presión extra por mantener ese estándar. Recibir elogios no es malo, el problema surge cuando la autoestima depende solamente de factores externos, como, por ejemplo, los elogios constantes.
  • Ser humillado constantemente durante la infancia puede provocar que se intente conseguir un grado de perfección como manera de ser aceptado socialmente.
  • Los padres autoritarios que exigen mucho a sus hijos, también pueden provocar una personalidad perfeccionista en sus descendientes.
  • Crecer en un hogar con padres o hermanos muy exitosos puede causar que los individuos busquen estar a la altura de lo que se les exige como miembros de la familia.
  • La poca tolerancia al fracaso puede causar que alguien intente compensar de manera exagerada su miedo al fracaso.
  • La sociedad altamente competitiva en la que vivimos puede causar que la gente se obsesione por la perfección para conseguir buenos resultados y destacar por encima de los demás.

Una persona altamente perfeccionista puede crear tensión constante y provocar una eterna insatisfacción por todo lo que hace. Esto te puede causar que acabes sufriendo en tu día a día. ¿Cómo te afecta?

  • Autoestima baja. Los perfeccionistas nunca se sienten satisfechos por los logros conseguidos, los sentimientos de fracaso pueden llevar al desarrollo de una autoestima baja. Las creencias de fracaso pueden llevar al desarrollo de una autoestima baja. Las creencias de fracaso sobre sus éxitos no son realistas: cuando una persona sufre un trastorno perfeccionista, puede realizar tareas con un alto grado de excelencia, pero su percepción irracional le hace creer que su trabajo no ha estado a la altura a pesar de los elogios de los demás.
  • La culpa. La persona perfeccionista nunca se siente bien con lo que realiza, piensa que nunca ha conseguido sus objetivos. Por tanto, la auto-recriminación y la culpa son habituales por pensar que no ha cumplido sus expectativas.
  • Pesimismo. La persona perfeccionista se marca objetivos muy elevados y no reconoce sus propios logros, su visión sobre los objetivos es pesimista. Esto le obliga a pelear sin cesar por conseguir las metas, pero no disfruta del momento, pues su nivel de exigencia le causa excesiva tensión.
  • Depresión. El perfeccionista necesita siempre ser perfecto, pero eso es imposible de conseguir en todas las situaciones. La depresión puede ser la causante del perfeccionismo en algunas ocasiones, pero las consecuencias negativas de ser perfeccionista también pueden deprimir a la persona que sufre perfeccionismo.
  • Rigidez. Querer hacerlo todo perfecto perfecto lleva al perfeccionista a ser a una persona rígida, no espontánea e inflexible.
  • Obsesión. Son personas que tienen muchas dificultades para disfrutar del día a día, pues siempre están preocupados por la perfección.

¡NADIE ES PERFECTO! La perfección aparece cuando aceptamos la imperfección.
Adquiere el habito de pasar a la acción.

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Hábitos del éxito masivo

Vives en soledad y aislado/a socialmente

Vivimos en un mundo interconectado a través de las redes sociales, sin embargo, mucha parte de la población se siente sola y está soledad se está convirtiendo en un problema cada vez más acuciante en nuestra sociedad.
Esta soledad, en muchas ocasiones, deriva en un aislamiento social y éste puede hacer que las personas no se comuniquen con los demás llegando incluso a perder el contacto con familiares, amigos, etc. Todo ello, sin lugar a dudas, tiene consecuencias muy negativas en la vida de estas personas.
Sin embargo, si los sentimientos de soledad son frecuentes o, incluso, si dominan tu vida, podríamos estar hablando de aislamiento social.
El aislamiento social se produce cuando una persona se distancia completamente de sus amigos, familiares, personas de confianza, etc. Siente que está desconectado de los demás y que no cuenta con una red de apoyo que lo sustente. Este aislamiento, al contrario de lo que puedan pensar muchas personas, no suele ser voluntario.
Todo este síntoma son un reflejo de una baja autoestima, la percepción que tenemos sobre nosotros mismos y en estos casos nuestra percepción sobre nuestra persona es mala.
El aislamiento es un mecanismo de defensa que utiliza la mente para no enfrentarse a lo que realmente le toca trabajar.
No toca huir, toca trabajar fuertemente nuestra autoestima.

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