Todos tenemos algo que no nos gusta de nuestro cuerpo.
¿Unos kilos de más, acné, la necesidad de llevar gafas, una dentadura imperfecta?
No sentirnos felices con algún aspecto de nuestro cuerpo es más normal hoy en día que nunca. Y es que el uso de redes sociales como Instagram o Facebook provoca la comparación con otras personas que parecen carecer absolutamente de defectos viviendo vidas que parecen perfectas. No se trata de aparentarlo se trata de serlo de verdad sin la necesidad de demostrar nada a nadie. Si somos sinceros, todos tenemos algo que nos gustaría mejorar como puede ser perder algo de peso o mejorar nuestra piel. Tener objetivos físicos que mejorar se traduce en algo positivo al acercarnos más a nuestra alimentación, ejercicio y buenos hábitos.
El problema viene cuando estos pequeños defectos nos hacen caer en la obsesión por eliminar imperfecciones.
¿De que te sirve tener un cuerpo perfecto para lucir en la playa y por dentro estar lleno de anabolizantes?
Personas que tienen problema de vista que se niegan a llevar gafas, perjudicando así su salud general y la de sus ojos.
Otro ejemplo de cómo podemos llegar a perjudicar seriamente nuestra salud al obsesionarnos con un defecto es por ejemplo a la hora de perder peso. Es común encontrar personas que primero fueron obesas y después padecieron anorexia.
O personas que quieren lucir muy bronceadas y terminan con severas quemaduras en la piel.
Mujeres con problema en los pies y articulaciones, y se pasan el día en tacones con zapatos que les destrozan los pies.
Sé sincero/a si pasas demasiadas horas al día pensando en tus imperfecciones.
Te conviene hacer un stop y plantearte: ¿Esta obsesión está afectando a tu salud?

ÉSTOS SON TUS SIGUIENTES PASOS
Léelos atentamente y descubre mis recomendaciones
