Estamos tomando decisiones constantemente, muchas veces sin darnos cuenta, pero muchas otras enfrentándonos a elecciones que van a determinar nuestro futuro.
Vivir significa elegir, no tomar decisiones propias implica inmovilidad y bloqueo.
¿Qué puede pasar si te sale mal? Ya no tendrás a nadie a quien culpar, a nuestro ego no le gusta fallar, prefiere culpar a fuera que reconocer que el error es nuestro. Pero si sale bien, seguro que le encanta los aplausos y reconocimientos.
Para tener éxito primero debes de aprender a superar muchos fracasos. Desaprende las creencias inculcadas de tus padres familiares y empieza a convertirte en quien siempre deberías de haber sido y no te has permitido.

ÉSTOS SON TUS SIGUIENTES PASOS
Léelos atentamente y descubre mis recomendaciones

Necesitas la aprobación de tu familia para tomar cualquier decisión
Siento que a mi familia no le importa lo que me pase
Te sientes que nadie te entiende, que cada vez te cuesta más estar con tu familia.
Sientes que estás perdiendo el tiempo haciendo lo que siempre has hecho y ahora tienes ganas de experimentar cosas diferentes, sin que nadie te diga lo que está bien, o está mal. ¿Te aburre las conversaciones familiares?
En lo personal, me parece un ejercicio sano el cuestionar permanentemente tus propias creencias y revaluar si donde estás ahora es por donde quieres seguir, o no (¡y qué carajos, a cambiar de plan si es el caso).
¡Como si no fuera suficientemente aburrido permanecer siempre igual y no cuestionarse nada!
Otras veces lo que sucede es que quién siente “no encajar” en su familia, es una persona que tiene un nivel de conciencia, de sensibilidad, de percepción global, diferente del que tienen los demás integrantes.
Enfócate en ti.
Tienes problemas con tus hijos adolescentes
El periodo de la adolescencia de los hijos es un reto para ambas partes, tanto para los hijos como para los padres.
Los hijos experimentan por primero vez la necesidad de independizarse se sus padres, de querer explorar el mundo.
Empiezan hacer cosas nuevas muchas veces no bien vistas por los padres. Evidentemente, los padres se percatan de esto y se alarman, lo cual dificulta las cosas. Pues al ver que los hijos adolescentes no tienen “los pies en la tierra” y quieren conquistar el mundo, redoblan sus esfuerzos de dominar la voluntad rebelde de sus hijos.
El problema se agranda ya que los padres se enfadan constantemente y estas dificultades se agravan y ocasionar complicaciones innecesarias, que dañan la relación padres-hijos y se interrumpe la oportunidad de los padres de ayudarles a los hijos en construcción de una seguridad y autoestima estables.
El problema esta cuando queremos que nuestros hijos hagan lo que nosotros queremos, no le estamos dejando ser ellos mismos, la mejor manera de educarlos es con nuestro ejemplo.
Los hijos son un reflejo de los padres, el trabajo está en nosotros no en ellos, hasta que no aceptemos que ellos deben de ser como ellos quieren ser el problema cada vez se hará mayor. Hay que trabajar el desapego y la aceptación, y no repetir patrones de nuestra niñez.
Sana tu niño interior y automáticamente la relación con tus hijos será sanada. Como es dentro, es fuera.